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Succionador de clítoris, sí, pero...

 
 
Está más que claro que el succionador de clítoris ha sido una revolución para la sexualidad femenina, concretamente, para la masturbación de la mujer. El año pasado, en España, el incremento de ventas respecto al año anterior llegó a la estratosfera. A partir de septiembre de 2019, el juguete erótico se convirtió en un objeto conocido por prácticamente todo el mundo. Pero te voy a contar los pros y contras del succionador de clítoris.

¿Qué pasó?

Por un lado, cada vez se rompen más barreras respecto al uso de juguetes eróticos, tanto para el placer individual como en pareja, lo que ayuda a la curiosidad por experimentar con estos objetos.

Además, que se vaya eliminando poco a poco el tabú, arraigado por la educación y la sociedad, que supone hablar de la masturbación femenina también está ayudando a quitarse el pudor. A muchas mujeres todavía les da vergüenza reconocer que se masturban, sobre todo, a las generaciones de más edad, pero la cosa está cambiando.

Por otro lado, el hecho de que se hablara de este juguete en los medios, en las redes sociales y, por ende, el boca a boca supuso una revolución sin precedentes. El llamado «succionador de clítoris» o «estimulador de clítoris»  emite ondas que estimulan el clítoris y se convirtió en el juguete erótico del momento, no solo el de la marca Satisfyer, sino, también, el de otras marcas.

Los pros del succionador de clítoris

¿Lo bueno?

Sin duda, lo más bueno es que el succionador de clítoris ha ayudado a que se normalice y se hable de la masturbación femenina sin tabúes.

Y ¿lo otro? Pues que la gran mayoría de mujeres llegan al orgasmo por medio del clítoris, el gran órgano de placer femenino, y este artilugio se lo da. En cuestión de segundos puedes tener un orgasmo de proporciones épicas. Incluso algunas mujeres han alcanzado su primer orgasmo gracias a este objeto de placer.

 

Mi experiencia con este juguete es muy satisfactoria. Me compré el Satisfyer Pro 3 +, con un diseño de forma cónica con silicona flexible que sella el contorno del clítoris a la perfección. Además, a diferencia de modelos anteriores, este no solo tiene las ondas de estimulación (11 intensidades), sino que le añadieron vibración (10 programas). Ambas cosas se pueden activar a la vez.

El día que lo estrené vi las estrellas, tal cual te lo digo. Se dice que, en general, la media para llegar al orgasmo es de unos minutos, aquel preciso momento a mí me duró unos 30 segundos. «¡Madre mía! ¿Pero esto qué es?», me dije. ¡Claro, lo había puesto a toda leche!

En cuanto me recuperé, repetí la acción con una succión y una vibración más suave, que fui aumentando poco a poco y, para mi sorpresa, volví a tener un orgasmo en poco tiempo, y no soy de orgasmo fácil a partir del primero. «¡Joder, menuda intensidad y qué rapidez!»

 
 

¿Más cosas buenas?

Aparte del orgasmo intenso y múltiple

También ayuda a descentralizar el placer vaginal como único modo de placer.

Estimula la lubricación natural y favorece la sensibilidad, gracias al aumento del riego sanguíneo en la zona genital (muy bueno para las que ya tenemos una edad y hemos empezado con ciertas sequedades debidas a la perimenopausia y la menopausia).

Fortalece el suelo pélvico, puesto que los orgasmos son el mejor ejercicio para fortalecerlo.

Te ayuda a a quitarte el estrés y a relajarte.

Así pues, este juguetito se ha convertido en un gran amigo para muchas mujeres, no solo porque se centra en nuestro gran núcleo de placer, sino porque puede provocarte orgasmos espectaculares, muy intensos. Pero… ¿Todo eso no se puede conseguir, también, de otra manera?


Los contras del succionador de clítoris

¿Qué te pierdes?

Te pierdes la piel, te pierdes tu cuerpo, tu autoconocimiento pausado, el tiempo que dedicas a la exploración de ti misma, tanto si lo haces a solas como si lo haces con otra persona.

A mí los juguetes sexuales me encantan, son una muy buena forma de hacer cosas diferentes, un complemento, repito, tanto sola como acompañada, pero creo que debemos tener cuidado con los estimuladores de clítoris.

Parece que la cultura del placer inmediato, del «lo quiero y lo quiero ya» ha traspasado, también, al plano sexual.

Está muy bien tener un artilugio que te dé mucho placer y rápido, pero tanta rapidez nos hace centrarnos solo en el orgasmo y nos perdemos mucho descubrimiento, zonas de nuestro cuerpo que también nos dan placer. Porque, aparte de la rapidez, ese goce se centra en un solo sitio del cuerpo.

Estimulador de clítoris, sí, pero siendo consciente de que hay otras opciones, no cerrándote solo a esa opción, porque, aparte de que se puede convertir en algo adictivo, no solo nos perdemos el placer de sentirnos y autodescubrirnos, sino que corremos el riesgo de solo llegar al orgasmo de esa forma.


Citando a mi querida Cristina Callao, psicóloga y sexóloga:

«Nuestro cerebro crea conexiones sinápticas y aprende a que orgasmar así, es fácil y rápido. Y si sólo usas este modo de masturbarte y, además, lo usas con frecuencia, tu cerebro se vuelve «vago» y se habitúa y luego te va a costar tener orgasmos de otra manera diferente. Porque te recuerdo que ni tu mano, ni la de tus compañeras/os sexuales o una lengua, tiene la misma potencia que éste u otro juguete erótico.»

Puedes ver el post en su Instagram. Las palabras de Cristina generaron una gran controversia en su cuenta de Instagram entre detractoras y personas que coincidían con su opinión. Yo estoy de acuerdo con ella.


Además, si nos acostumbramos a obtener el placer de esta manera, ¿qué pasará cuando tengamos relaciones con una persona? Probablemente, al estar acostumbradas a obtener el placer (intensísimo) rapidísimo, no nos daremos la oportunidad de disfrutar de todo lo que el sexo implica.

Querremos corrernos enseguida, tendremos la mente en ese pensamiento, no permitiéndole desconectar por estar pensando que lo que sientes no es lo que te da el aparatito. Y nos perderemos todo lo que nos aporta el tocar, sentir, gozar de las distintas cosas que nos puede ofrecer un encuentro sexual.

Y qué quieres que te diga, Lady, por mucho placer que te dé un objeto y por mucho que mole masturbarse, donde se ponga una persona… con sus manos, su lengua, su cuerpo entero, su implicación, sus jadeos, su todo…

Así que lo de «teniendo el Satisfyer ya no me hace falta nadie», a mí no me sirve.

No hace falta tirarlo a la basura

No. En absoluto. ¡Yo lo adoro!

Yo llegué a la conclusión que menciona Cristina al cabo de muy poco de usarlo, la verdad. ¿Qué hago? Pues alternar con otros juguetes y con las manos, que muy buenas cosas pueden hacer.

Cuando el cuerpo me pide un orgasmo rápido, sé que mi amigo es la mejor opción, pero como que desde que lo empecé a usar nunca le he dado a mi cuerpo ni a mi mente la dosis que lo convierten en droga, no tengo una necesidad constante de Satisfyer.

Como ves, los pros y contras del estimulador de clítoris existen. Y, como todo en esta vida, querida Lady, «lo malo no está en el uso, sino en el «abuso» y en el «cómo» del uso.

¿Y tú? Tienes algún estimulador de clítoris? ¿Cómo y cuánto lo usas?

Cuéntamelo en comentarios, estoy deseando leerte.



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Si quieres contactar conmigo puedes hacerlo a través de las redes o escribiéndome un correo.

Solo me queda darte las gracias por leerme.


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